Seguros: cubrirse la espalda también es planificación financiera
La planificación financiera se fue poniendo de moda. Hablar de proyecciones para el retiro, de inversiones a largo plazo para complementar la jubilación. ¿Y si ese momento no llegara nunca? ¿Si la muerte o una enfermedad grave truncaran los planes? El tema no es de los favoritos, claramente, pero incluirlo dentro de la hoja de ruta puede hacer la diferencia.
La cuenta es clara y no hay que ser experto para ver el escenario: cuando hay hijos chicos, y especialmente si uno de los padres es el principal proveedor económico, este evento inesperado pone las finanzas de la familia en jaque. Incluso en el caso en que haya activos heredables, los gastos corrientes serán un problema adicional a la situación de estrés que ya atraviesan.
Y si bien la vida no se puede comprar, para todo lo demás, como dice la publicidad de la tarjeta de crédito, hay una salida. En este caso, el GPS indica la ruta a los seguros de vida, un negocio que cuenta con un nivel de penetración muy bajo en la Argentina, lo que da cuenta de su potencial de crecimiento.
«El seguro constituye un instrumento esencial para la planificación de largo plazo de las finanzas personales y familiares. Se trata de una decisión inteligente para proteger y para maximizar la calidad de vida», Mauro Zoladz, director de una importante aseguradora. Ademas afirma: «Existen productos orientados exclusivamente a cubrir necesidades de protección (como puede ser un fallecimiento, invalidez, enfermedades, accidentes, etc.) y otros que complementan este tipo de prestaciones convirtiéndose en un vehículo para ahorro y capitalización construyendo fondos de los cuales se pueda disponer a futuro, especialmente en etapa pasiva».
Otro ejecutivo de otra importante aseguradora. Pablo Daguzán, agrega: «Los seguros de vida son importantes porque permiten prever respuestas económicas ante hechos imprevistos, sea por una enfermedad grave o por el fallecimiento del sostén familiar, pero también sin llegar a extremos pueden llegar a resolver problemas económicos inesperados a causa, por ejemplo, de un accidente doméstico que le impida a un profesional que se desarrolla de forma independiente trabajar por un tiempo». «En ese contexto hay seguros de vida para cada necesidad y realidad económica familiar», avanza el ejecutivo.
Menú de opciones
El seguro de vida puro suele ser más económico que el que combina protección con capitalización. El producto de vida temporario (con plazos establecidos de entre cinco y 20 años) es un seguro accesible. A modo de ejemplo, un cliente de 35 años pagaría una prima mensual de $ 270 aproximadamente (US$ 17) por un seguro de 10 años con una suma asegurada de US$ 30.000. La cobertura principal de este producto es fallecimiento del titular por causas naturales, enfermedad o accidente.
Este tipo de pólizas es útil para dejar cubiertos ciertos gastos que le preocupen especialmente a la familia, como puede ser el colegio o un desembolso puntual, como puede ser un viaje de estudios al exterior que el padre tiene entre sus «planes» financiarle.
En los mercados más desarrollados a nivel mundial es muy común el uso combinado de un seguro de vida entera y uno temporario. Esto se debe a que en el ciclo de vida de una persona los niveles de riesgo y necesidad de cobertura varían. Entonces, por ejemplo, un individuo puede contratar un seguro de vida entera a los 25 años, cuando es soltero, y aprovechar para empezar a ahorrar, y complementarlo con un seguro temporario a 20 años a los 35 años de edad, cuando se casa, tiene hijos y por delante debe asumir un largo período de alta demanda financiera.
En los seguros de vida, si al momento de cumplirse el plazo establecido no ocurrió el siniestro (muerte o invalidez, según lo contratado), el asegurado no recibirá nada a cambio. Para hacerlo más comprensible, el mecanismo es similar al que se aplica con el seguro del auto: el cliente paga mensualmente la cuota para estar protegido, pero no recibe ningún «beneficio» si no se produce un siniestro.
Combinación y sus beneficios
En los que combinan vida con capitalización, en cambio, se va formando un fondo de largo plazo que llegará al bolsillo del asegurado. Un dato extra: Las pólizas de vida individual con capitalización tienen una rentabilidad garantizada del 4% anual en pesos y 2% en dólares que al cumplir la anualidad se depositan en la cuenta de ahorro que generó la póliza.
Es de resaltar que los intereses, al ir a la cuenta de capitalización, con los años van generando lo que se denomina interés compuesto, es decir que ayuda a multiplicar el capital dando por resultado una tasa de retorno mayor. Si hablamos de una rentabilidad proyectada, analizando el resultado económico de los últimos diez años podemos mencionar un 15% anual en pesos y un 6,50% en dólares.
El seguro de vida y las coberturas relacionadas son también un vehículo que suelen aprovechar las empresas como beneficio extra para sus empleados, o en el caso de las escuelas privadas como un ítem que lleva tranquilidad a los padres.
«Nos orientamos en el segmento corporativo con productos que resulten beneficiosos para sus empleados, desde cobertura por incapacidad total y permanente, doble indemnización por muerte accidental o adelanto por enfermedades graves, entre otras», explica Cristopher.
Para los colegios, existe el «seguro de becas. No es costoso y asegura la continuidad escolar de los hijos. El premio de la póliza (valor a pagar) generalmente ronda el 2% del valor de la cuota».
Fuente: La Nación